lo que hago, lo que encuentro, lo que me gusta, algún paseíto, la búsqueda de mentiras que valen la pena (Sabina), el deseo de habitar el tiempo (Silvio)
miércoles, 29 de agosto de 2007
la segunda espera. la paciencia. la confianza.
Nada te turbe
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa.
Dios no se muda.
La paciencia
todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene,
nada le falta.
Sólo Dios basta.
Sta Teresa de Ávila
martes, 28 de agosto de 2007
¡ALEGRIA!, pase lo que pase
Saray - Stuff Like That There
dedicado a Li, a Víctor, a Sergio, y a mí "mismamente"
domingo, 26 de agosto de 2007
sábado, 25 de agosto de 2007
viernes, 24 de agosto de 2007
jueves, 23 de agosto de 2007
Si...
Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila
cuando todo a tu lado es cabeza perdida.
Si tienes en ti mismo una fe que te niegan
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
Si esperas en tu puesto sin fatiga en la espera;
Si engañado no engañas.
Si no buscas más odio que el odio que te tengan.
Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres.
Si, al hablar, no exageras lo que sabes y quieres.
Si sueñas y los sueños no te hacen su esclavo.
Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si tropiezas al Triunfo, si llega tu Derrota
y a los dos impostores los tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado
a pesar del sofisma del Orbe encanallado.
Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque esta obra sea la de toda tu vida.
Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría
tus ganancias de siempre a la suerte de un día,
y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea
si decir nada a nadie de lo que es y lo que era.
Si logras que tus nervios y el corazón te asistan
aún después de su fuga de tu cuerpo en fatiga
y se agarren contigo cuando no quede nada,
porque tú lo deseas, y lo quieres y mandas.
Si hablas con el pueblo y guardas su virtud.
Si marchas junto a reyes con tu paso y tu luz.
Si nadie que te hiera llega a hacerte la herida.
Si todos te reclaman y ninguno te precisa.
Si llenas el minuto inolvidable y cierto
de sesenta segundos que te lleven al cielo...
Todo lo de esta tierra será de tu dominio,
y mucho más aún: serás Hombre, hijo mío.
Ruyard Kipling
miércoles, 22 de agosto de 2007
martes, 21 de agosto de 2007
chocolate calentito
Ella se tomó un chocolate caliente en una mesa caoba con sillas anaranjadas. El dibujo de la taza era de color café, la galletita que lo acompañaba, tostada. Se entretuvo mirando su mano con la manga marrón. El chocolate, una vez más tuvo el efecto esperado: le “asentó la madre”, la puso en disposición de afrontar la vida, de levantarse de la silla anaranjada, salir por la puerta de madera de castaño y, con reencontrada fuerza, volver a pisar, con esos zapatos color siena cálido que le regaló su madre, la moqueta de tono aceitunado de los almacenes; sin dudas, con alegría, dispuesta al fin, a comprar ese regalo que se prometió y que, ahora sí, estaba segura de encontrar. Ahora, plena, satisfecha, con el intruso disuelto por el chocolate calentito.
RM,21ag07
"asentar la madre" (o "las madres"): relajar los nervios del estómago
el ladrón de galletitas
Molesta, como cualquier persona a quien le toque aguantar un plantón inesperado, la mujer se acerca a un pequeño establecimiento de la estación y compra allí un par de revistas, un paquete de galletitas y una lata de refresco. Minutos después, se acomoda en uno de los bancos del andén para esperar al convoy. Pone sus cosas a un lado y empieza a hojear una de las revistas.
Pasan unos diez minutos. Por el rabillo del ojo, ve acercarse a un joven barbudo que toma asiento y sigue leyendo su revista.
Otra vez de reojo, la mujer ve con asombro cómo, sin decir ni una sola palabra, el joven estira la mano, coge el paquete de galletitas que está entre ambos encima del banco, lo abre y coge una galletita. "¡Qué poca vergüenza!", piensa ella.
Dispuesta a poner punto final a esa situación, pero no a dirigirle la palabra al joven descarado, la mujer se gira y, ampulosamente, coge una galletita de paquete y, mirando fijamente al muchacho, le da un mordisco. El joven, por toda respuesta, sonríe y...coge otra galletita de paquete.
La mujer está indignada...No se lo puede creer. Vuelve a mirar fijamente al muchacho y coge una segunda galletita. Esta vez hace un gesto exagerado con ella frente a la mirada del joven y, sin quitarle los ojos de encima mastica con enfado la galleta.
Así continúa este extraño diálogo silencioso entre la mujer y el chico. Galletita ella, galletita él. Primero uno, luego el otro...La señora cada vez más indignada; el muchacho cada vez más sonriente. En un momento determinado, en el paquete queda una única galletita. La última galletita. "No se atreverá...", piensa la mujer.
Y como si hubiese leído el pensamiento de la indignada mujer, el joven alarga la mano de nuevo y, con mucha suavidad, saca del paquete la última galletita, la parte por la mitad y, mirando fijamente a los ojos de ella, le ofrece una de las mitades con su sonrisa más encantadora.
- Gracias - le dice ella aceptando la mitad con voz y cara de pocos amigos.
En ese momento, llega a al estación el tren que la mujer espepraba. La señora se pone de pie, recoge sus cosas del banco y se sube al vagón que le corresponde.
A través de la ventanilla del ferrocarril, la enfadada pasajera observa cómo el joven se come a pequeños bocados la mitad de la última galletita.
-Con una juventud como ésta - se dice en voz baja-, este país no tiene remedio.
El tren arranca. Con la garganta reseca por el enfado, la mujer se dispone a abrir su bolso para buscar el refresco que había comprado en la tienda de la estación. Para su sorpresa, allí está, sin abrir, su propio paquete de galletitas.
Valerie Cox, reinterpretado por Jorge Bucay
domingo, 19 de agosto de 2007
sábado, 18 de agosto de 2007
jueves, 16 de agosto de 2007
Balada de otoño
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.
Pintaron de gris el cielo
y el suelo
se fue abrigando con hojas,
se fue vistiendo de otoño.
La tarde que se adormece
parece
un niño que el viento mece
con su balada en otoño.
Una balada en otoño,
un canto triste de melancolía,
que nace al morir el día.
Una balada en otoño,
a veces como un murmullo,
y a veces como un lamento
y a veces viento.
Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados
sobre los campos, llueve.
Te podría contar
que esta quemándose mi último leño en el hogar,
que soy muy pobre hoy,
que por una sonrisa doy
todo lo que soy,
porque estoy solo
y tengo miedo.
Si tú fueras capaz
de ver los ojos tristes de una lámpara y hablar
con esa porcelana que descubrí ayer
y que por un momento se ha vuelto mujer.
Entonces, olvidando
mi mañana y tu pasado
volverías a mi lado.
Se va la tarde y me deja
la queja
que mañana será vieja
de una balada en otoño.
Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados...
Joan Manuel Serrat
miércoles, 15 de agosto de 2007
martes, 14 de agosto de 2007
lunes, 13 de agosto de 2007
domingo, 12 de agosto de 2007
viernes, 10 de agosto de 2007
jueves, 9 de agosto de 2007
abrigadoras
Entre todas la situaban en el centro de la plaza y con el mimo de un paracaidista que pliega, la desplegaban poco a poco. Extendida era una manta redonda inmensa, hecha de muchos colores, de muchas lanas, de muchos puntos de aguja, de muchas alegrías y muchas lágrimas, de tantas y tantas tardes.
Ceremoniosamente cada una se situaba con su aguja y su nuevo ovillo en algún punto del perímetro y retomaba la tarea donde otra lo dejó la tarde anterior.
No tardaban en sacar los termos de chocolate caliente, los trozos de tarta de manzana, las galletas recién hechas. Y ponían música. Y, sin soltar la aguja, bailaban, cantaban, contaban chistes (inventaban pasos de baile, inventaban letras para las canciones, inventaban anécdotas para reír, inventaban nuevos puntos para la manta). Y seguían tejiendo, sin parar, hipnotizadas,
para darse calor unas a otras,
para arropar a sus niños,
para cubrir a sus hombres náufragos,
para calentar sus propias almas.
dibujos y texto: Rosa Marrero
martes, 7 de agosto de 2007
Marta y Serrat
Una piedra roja, una piedra azul, una piedra amarilla."
Marta Pérez Martín
Sinceramente Tuyo
No escojas solo una parte,
tómame como me doy,
entero y tal como soy,
no vayas a equivocarte.
Soy sinceramente tuyo,
pero no quiero, mi amor,
ir de visita por tu vida,
vestido para la ocasión.
Preferiría con el tiempo
reconocerme sin rubor.
Cuéntale a tu Corazón
que existe siempre una razón
escondida en cada gesto.
Del derecho y del reves,
uno solo es lo que es
y anda siempre con lo puesto.
Nunca es triste la verdad,
lo que no tiene es remedio.
Y no es prudente ir camuflado
eternamente por ahí
ni por estar junto a ti
ni para ir a ningún lado.
No me pidas que no piense
en voz alta por mi bien,
n i que me suba a un taburete
si quieres, probare a crecer.
es insufrible ver que lloras
y yo no tengo nada que hacer.
Cuéntale a tu Corazón
que existe siempre una razón
escondida en cada gesto.
Del derecho y del reves,
uno solo es lo que es
y anda siempre con lo puesto.
Nunca es triste la verdad,
lo que no tiene es remedio.
lunes, 6 de agosto de 2007
alquimiando
El mundo real está más allá de nuestros pensamientos e ideas.
Nosotros lo vemos a través de la red de nuestros deseos,
dividos entre placer y dolor, bien y mal, interior y exterior.
Para ver el universo tal como es, tienes que pasar más allá de la red.
Esto no es difícil, porque está llena de agujeros.
Jack Kornfield
domingo, 5 de agosto de 2007
sábado, 4 de agosto de 2007
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.
Oliverio Girondo
Espantapájaros, Poema 12