martes, 21 de agosto de 2007

chocolate calentito


Ella se tomó un chocolate caliente en una mesa caoba con sillas anaranjadas. El dibujo de la taza era de color café, la galletita que lo acompañaba, tostada. Se entretuvo mirando su mano con la manga marrón. El chocolate, una vez más tuvo el efecto esperado: le “asentó la madre”, la puso en disposición de afrontar la vida, de levantarse de la silla anaranjada, salir por la puerta de madera de castaño y, con reencontrada fuerza, volver a pisar, con esos zapatos color siena cálido que le regaló su madre, la moqueta de tono aceitunado de los almacenes; sin dudas, con alegría, dispuesta al fin, a comprar ese regalo que se prometió y que, ahora sí, estaba segura de encontrar. Ahora, plena, satisfecha, con el intruso disuelto por el chocolate calentito.
RM,21ag07

"asentar la madre" (o "las madres"): relajar los nervios del estómago

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