jueves, 29 de diciembre de 2011

Feliz Año Nuevo

  Dios hubiera dicho:

" Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que  quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
 Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti.

¡Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú  mismo construiste y que dices que son mi casa.

Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es  en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.

Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad  fuera algo malo.

El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes  expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí  por todo lo que te han hecho creer.

Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada  tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un  paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito...  ¡No me encontrarás en ningún libro!

Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi  trabajo?

Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te critico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.

Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar.  Si yo te hice... yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias...  de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para  quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad? ¿Qué clase de dios  puede hacer eso?

Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti. Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para tí. Lo único que te pido es que pongas atención en  tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.

Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.

Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro.

Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno.

No te podría decir si hay algo después de esta vida, pero  te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única  oportunidad de disfrutar, de amar, de existir.

Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di.

Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó?... ¿Te divertiste?...  ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Qué aprendiste?...

Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.

  Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy?
Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?...  ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.

Deja de complicarte las cosas y de repetir como perico lo que te han enseñado acerca de mí. Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas.   ¿Para qué necesitas  más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?

No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro... ahí estoy, latiendo en ti.


(este texto rula por internet como de Spinoza, pero probablemente no lo es)

miércoles, 7 de diciembre de 2011

cuéntame un cuento...

Libretas "cuéntame un cuento..." con 4 ilustraciones que realicé para 2 cuentos que dejé a medio... 
Pero las libretas sí están terminaditas.
Con 160 páginas, para que le eches cuento, o lo que sea. 
12 euros. 
A tu disposición aquí.
Salud!

martes, 6 de diciembre de 2011

hay vida antes de la muerte

gris obediente

 
Baja la rampa obediente. La rampa de la fábrica gris donde trabaja obediente. Regresa a casa obediente para descansar y comer lo suficiente para poder regresar al otro día.
Ricardo Amarillo Sanjuán es un hombre de 52 años, apocado, flaco, de ropas viejas bien cuidadas. Cada día de la semana hace lo mismo obedeciendo un patrón que nunca escribió pero que nunca puso en duda.
Los ojos de Ricardo se fueron llenando de una ojeras grises, del mismo tono de gris que tenía la fábrica. Hasta las paredes de la casa se fueron agrisando en los 35 años de rutina.
Al principio, los fines de semana, comía en casa de su madre. Luego, tras su fallecimiento, Ricardo come solo, se da un paseo por el barrio vacío a las 4 de la tarde del sábado, llega hasta el parque de San Isidro, mira los patos y la fuente de agua verde. 10- 15 minutos. Y vuelve. Cuando él regresa algunos vecinos empiezan a salir de sus casas, al cine de las 6, a comprar helado, a caminar al parque de San Isidro. La rutina es gris. El gris mezcla todos los colores y los mata con un poco de ceniza blanca.
Pero Ricardo no es infeliz. Al menos no lo sabe y eso le ahorra infelicidad. Ricardo no se plantea hacer algo nuevo, su vida es así y así está bien.
Sube las escaleras de su edificio. “...probablemente ya de mí te hayas olvidado...”. Sale música entre las rendijas de la puerta de la vecina del tercero, esa mujer entradita en carnes, que habla un poco alto.

En una playa de las costas andaluzas, una mujer entradita en carnes, con algunas canas, gritando un poco más alto de lo que aconsejan las buenas maneras, llama a su hija. “Verónicaaaa … Verónicaaaa... ven, no te me pierdas, quédate cerca”. La niña obedece. La madre de Verónica vuelve a reclinarse en la tumbona de alquiler. Se pone bronceador en todo el cuerpo y descansa dejando que todo el sol andaluz entre en su piel. Quiere que quede constancia de su paso por esta playa cuando acaben las vacaciones y regrese a casa, a la rutina, donde lo más lejos que puede llegar es al parque San Isidro a dar un paseo a la niña. Al menos el color que le devuelve el espejo la consuela por un tiempo.

Ricardo se sienta en el sillón desgastado y enciende la tele. La tele es lo único real que ocurre en su vida. Lo demás es humo gris. Y lo real le moviliza neuronas que él no alcanza a percibir. Por eso está tan sorprendido y asustado con un deseo creciente que se asienta en su pecho. No entiende esta necesidad nueva, cuando toda su vida se sintió completo, o, al menos, nunca detectó ningún agujero en su día a día. Ahora tiene miedo de sí mismo y del ogro que le crece dentro.
Ricardo ve la tele con la misma obediencia rutinaria con que lo hace todo. Por eso no es conciente de cuándo empezó el programa Españoles en el mundo. Ni de cómo sonríe bobaliconamente viendo la felicidad de otros que un día decidieron empezar una vida nueva en un nuevo país. Por eso no puede creer esa frase que se repite ya a cada hora en su cerebro lleno de materia gris: “quiero ser protagonista de Españoles en el mundo, quiero ser protagonista de españoles en el mundo, quiero...” La frase se repite cada vez más rápido, cada vez más alta. Está empezando a sentir una opresión en el pecho que no le deja respirar. Es algo nuevo que le asusta. Por primera vez en su vida, se levanta del sillón a las 6 de la tarde del sábado, apaga la tele y sale a caminar a ver si se le pasa esta agonía que le hormiguea por todo el cuerpo. Baja las escaleras. La vecina del tercero sigue oyendo “...se me olvidó otra vez que habíamos terminado, que nunca volverás, que nunca me quisiste, se me olvidó ooootra veeeez que sólo yo te quise...” En ese momento su puerta se abre y ella se asoma gritando “Verónicaaa, sube a merendaaar”. Ella se siente demasiado gritona cuando se encuentra la mirada de Ricardo.
Ricardo, en cambio, sólo ve el color bronce, saludable, brillante, de la piel de ella. La frase de sus miedos se ralentizó en su cabeza, sus pulmones pudieron respirar mejor y un poco de gris obediente empezó a desgajarse de su hoja de ruta. Quizá en las próximas vacaciones vaya a Yucatán. O a Malasia. O a Oslo.
octubre 2011

viernes, 2 de diciembre de 2011

"Realiza toda la luz y todo el amor que están presentes en ti, para el beneficio de toda la humanidad" 
 (escrito en algún templo de no sé dónde) 
  •  
    Sabes lo que sabes, no sabes lo que no sabes, ése el el saber.
    (Confucio)

jueves, 1 de diciembre de 2011

quien ama, ya no necesita perdonar

Estaba el Buda meditando en la espesura junto a sus discípulos, cuando se acercó un detractor espiritual que lo detestaba y aprovechando el momento de mayor concentración del Buda, lo insultó, lo escupió y le arrojó tierra. Buda salió del trance al instante y con una sonrisa plácida envolvió con compasión al agresor; sin embargo, los discípulos reaccionaron violentamente, atraparon al hombre y alzando palos y piedras, esperaron la orden del Buda para darle su merecido. Buda en un instante percibe la totalidad de la situación, y les ordena a los discípulos, que suelten al hombre y se dirige a éste con suavidad y convicción diciéndole:
- "Mire lo que usted generó en nosotros, nos expuso como un espejo muestra el verdadero rostro. Desde ahora le pido por favor que venga todos los días, a probar nuestra verdad o nuestra hipocresía. Regrese siempre que desee, usted es mi invitado de honor.
A la mañana siguiente, el agresor, se presentó ante Buda, se arrojó a sus pies y le dijo en forma muy sentida
-" No pude dormir en toda la noche, la culpa es muy grande, le suplico que me perdone y me acepte junto a Usted"
 Buda con una sonrisa en el rostro, le dijo:
- "Usted es libre de quedarse con nosotros, ya mismo; pero no puedo perdonarlo" 
El hombre muy compungido, le pidió que por favor lo hiciera, ya que él era el maestro de la compasión, a lo que el Buda respondió:
- "Entiéndame, claramente, para que alguien perdone, debe haber un ego herido; solo el ego herido, la falsa creencia de que uno es la personalidad, ese es quien puede perdonar, después de haber odiado, o resentido, se pasa a un nivel de cierto avance, con una trampa incluida, que es la necesidad de sentirse espiritualmente superior, a aquel que en su bajeza mental nos hirió. Solo alguien que sigue viendo la dualidad, y se considera a sí mismo muy sabio, perdona, a aquel ignorante que le causó una herida". 
Y continuó: 
- "No es mi caso, yo lo veo como un alma afín, no me siento superior, no siento que me hayas herido, solo tengo amor en mi corazón por usted, no puedo perdonarlo, solo lo amo. Quien ama, ya no necesita perdonar.
"El hombre no pudo disimular una cierta desilusión, ya que las palabras de Buda eran muy profundas para ser captadas por una mente llena todavía de turbulencia y necesidad, y ante esa mirada carente, el Buda añadió con comprensión infinita:
- "Percibo lo que le pasa, vamos a resolverlo: Para perdonar, ya sabemos que necesitamos a alguien dispuesto a perdonar. Vamos a buscar a los discípulos, en su soberbia están todavía llenos de rencor, y les va a gustar mucho que usted les pida perdón. En su ignorancia se van a sentir magnánimos por perdonarlo, poderosos por darle su perdón, y usted también va a estar contento y tranquilo por recibirlo, va a sentir un reaseguro en su ego culposo, y así más o menos todos quedarán contentos y seguiremos meditando en el bosque, como si nada hubiera pasado"