sábado, 30 de junio de 2007

la violeta, tercera fase


La muerte sólo sirve para recordarnos que estamos vivos, que los que están con nosotros están vivos. Y que no puede esperarse nada de ella por nadie ha vuelto para contar qué es. La muerte sirve para decirnos que ninguno de nuestros tribiales problemas, a los que damos deboradora vida propia, tiene mayor relevancia porque nos vamos a morir mañana.
La muerte no es el opuesto de la vida. La muerte es la vida. En todo instante algo muere para que otro algo pueda vivir y para que la vida en sí viva. Sin renovación no hay vida. Si nuestras células no murieran otras nuevas y frescas no podrían ocupar su lugar. Somos células de la vida. Con un problema: conciencia de individualidad. Miedo a que se pierda el valioso individuo que somos. Miedo.













La muerte sólo es la renovación de la vida. Nos vamos para que todo siga siendo nuevo, para desocupar el lugar que ya cubrimos y que ahora tiene que reverdecer otro. Nos morimos para que la vida no decaiga, no se repita hasta la decadencia, renazca. Nos morimos para que todo sea igual y todo sea nuevo. Hasta las estrellas acaban apagándose, transformándose en materia estelar que da lugar a nuevas formas, y quizá nuevas vidas, en el espacio.

(texto incompleto, se me acaban los argumentos de la pensante ante los efectos de la sintiente)

3 comentarios:

gabriel pacheco dijo...

Me recuerda a un palimpsesto antiguo,
borrar, con la propia mano, lo poco hecho.
viva la vida!

Rosa Marrero dijo...

tuve que buscar palimpsesto... wikipedia lo explica bien... la violeta te manda saludos.

gabriel pacheco dijo...

no ha regresado la violeta?
saludos a ambas