La Gota
Yo llamé a Daniel sin saber quién
era. Luego nos conocimos y me envió La Gota por correo. La gota
resbaló dentro de mi casa dejando un hilo húmedo en la esquina de
la estantería, en la puerta de la nevera, en la lámpara. Al final
cayó en el papel blanco que la absorbió por completo. Mentira.
Cuando se secó se evaporó hasta el techo de nuevo y siguió su
recorrido. Es sólo que desde entonces el papel supo cuál era su
destino.
La gota del texto de Daniel no
para de viajar dejando a su paso un pequeño movimiento de
circunstancias. Pequeño. Todo lo grande empieza por algo pequeño.
Yo quise dibujar con poco, sólo 3
colores: azul, sepia, rosa, al fin y al cabo no era una aventura de
vaqueros, ni un cuento de hadas, sólo la historia de una gota que da
lugar a otras pequeñas historias, pequeñitas, cotidianas, un niño
llora, un perro ladra, un hombre se estremece. Y despacio, rayando
líneas que se superponen despacio. Necesito despacio. Fuera necesito
despacio porque dentro algo ya va muy rápido.
Y entonces veo su sombra que
atraviesa el papel, sigue por la mesa y continúa por el suelo. Es
una bruja. No, es Mary Poppins. No, es Colette, una historia sobre la
felicidad.
Y la dibujo volando sobre las
palmeras. A ella le gustó y siguió rondando por allí, volando como
vuela todo cuando dibujo. Cuando dibujo, de repente, aviones cruzan
el cielo, un globo atraviesa una nube y personas sin alas saben
volar.
La mujer del paraguas decidió
quedarse hasta el final y despedirse silenciosa, tranquila, sabedora
de que la historia no acaba en la última página, igual que no
empieza en la primera.
Yo, después de dos páginas a
tres colores tuve que añadir más: ocre, celeste, carmín. Ellos me
pidieron colaborar. Y yo no pude negarme.
La gota visitó un cedro (¿cómo
es un cedro? Google Imágenes), un trigal, vio un lagarto, un pinzón
azul, un pastor belga (¿cómo son un pinzón azul y un pastor belga?
Google Imágenes) hasta que decidió volver a la nube de la que
salió. Pero ya era otra nube. Todo era otra cosa. Lo único que no
cambia es que todo cambia, decían los chinos de antes. Los de ahora
ya no se acuerdan.
Nosotros, Daniel, Verónica y yo
hicimos el libro. No fue fácil. Yo nunca estaba contenta. Dicen que
los ilustradores nunca están contentos. Hasta que me obligué a
estarlo. Y lo estuve.
Y luego vino lo de la
presentación. ¡Glub!.Yo creía que no era capaz, que eso que otros
podían era un imposible para mí. Pero luego, a empujones, conseguí
inventarme que sí, que podía. Me lo inventé igual que inventé un
paraguas, una madre, una caseta de perro. Y lo hice, en voz alta, en
público: presenté mi parte. Increíble. ¡Carajo, esa gota tan
pequeña, a saltos de causa y efecto, con su voluntad de cambiar las
cosas, todo lo que movilizó!
Presentación de La Gota
en la Feria del Libro,
Las Palmas, mayo 2012
2 comentarios:
Ohhhhh!!!! Lo he visto. Me gusta.
Esa presentación seguro que estuvo genial. Ahí me habría gustado haber estado... :)
Pronto el siguiente?
:) ¡vaya torrente!
Fer
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