“Señor, no soy ávido
sólo te pido 500 palabras.”
Prometo querer narrarlo todo y contra toda esperanza.
Prometo ser sincero en la verdad y en la mentira, y prometo contradecirme.
Prometo no ser tan “versátil” como algunos editores quisieran.
Prometo no ser nunca un escritor sin escritura.
Prometo reescribir, tachar, borrar y maldecir hasta quedar sin aliento.
Prometo todo esto, Señor, en nombre de tantos autores caídos en el campo de batalla de la página en blanco.
Autor: Santiago Gamboa