lunes, 17 de marzo de 2008

garbanzos a lo Jose Antonio

Hierve los garbanzos con un poco de sal.
Sofríelos hasta que se doren un poco.
Al final añadir ajo machacado en almirez y jenjibre.
Sólo un pizco más en el fuego y servir. Sabroso.

finde

las guapas somos así...

paralelos

haciendo ojitos

valiente

cobarde

jueves, 13 de marzo de 2008


lluvia de estrellas



El garaje de papá es pequeño, oscuro, desordenado, lleno de manchas de grasa de coche. Tiene un único bombillo fluorescente que da una luz pobre y fría que ensombrece el lugar más que lo ilumina. Y una radio pequeña que suena como si estuviera dentro de una lata.
Está casi todo ocupado por el coche que compró a medias con el tío Ramón. El coche está sin ruedas, subido sobre cuatro pilas de bloques. Es rojo.
A papá le encanta meterse en el agujero cuadrado que hay debajo en el suelo. A mí el agujero me da miedo. Pero él, con su llave inglesa y una bombilla amarillenta unida a un cable largo se pasa horas mirando la parte baja del coche. Pone cara de arqueólogo que ve por primera vez las pinturas en los techos de la cueva de Altamira, o algo así de importante. Y empieza a apretar tuercas, desenroscar tornillos muy gordos, sacar de allí toda clase de cachivaches negros de grasa y polvo, hasta unos muelles muy grandes que dan ganas de ponérselos en los pies para saltar.
Así pasa las tardes, los fines de semana, los días de fiesta y el coche siempre igual. O sea, viejo, muy viejo.
Yo siempre entro a media tarde. A las cinco, antes de empezar a planchar, mamá me saca de los deberes del colegio para que le lleve un buchito de café a papá. Voy por el patio despacito, con miedo a que se me desparrame alguna gota de la taza.
A mi padre le gusta mucho el café. Sale del agujero que me hace temblar las piernas y se acomoda en la puerta del garaje. Siempre en la misma postura, como cansado, pero con ojos brillantes que miran las ramas del nisperero. Se nota que saborea cada sorbo. Creo que en ese rato simplemente se va. No está en su cuerpo.
Yo aprovecho su ausencia y hago como que lo miro todo, y me paro en la mesa llena de herramientas y otras cosas que no sé qué son y que, creo, no sirven para nada. Mi madre siempre dice que a mi padre le encanta guardar porquerías.
Pero lo que de verdad hago es mirar el póster de la pared. Está viejo, despuntado, amarillento, lleno de huellas dactilares de grasa negra. La chica desnuda me mira. Me sonríe, un poco forzada, eso sí, pero yo la entiendo: no debe ser cómoda esa forma de tumbarse sobre el capó de su coche. También parece forzado el peinado, pero eso sí que no sé porqué.
La chica, con sus tetas al aire, inquietándome, hace el esfuerzo de sonreír y no caerse, y sigue mirándome. He probado a moverme, a mirarla de lado: no hay duda, me mira a mí. Me pongo colorado: nunca había visto una mujer desnuda y quizá por eso no puedo mirar otra cosa. Es raro ver a una mujer desnuda. Me siento como atrapado por ella y, a la vez amenazado. Pero no sé porqué. Me gustaría mirarla y que no me viera. Pero no me quita ojo. Nos miramos mutuamente todo el rato. Empiezo a marearme un poco.
Pero ya papá me devuelve la tacita. Me mira con una sonrisa un poco rara en él, como de bobo, como de enamorado de película de la tele. Yo, siguiendo el ritual, meto el dedo y luego chupo el azúcar bañado en el café que quedó en el fondo. Y me voy con mamá. Aún no he encontrado un pretexto convincente para seguir mirando a la chica sin que papá se dé cuenta. Pero no importa. La he memorizado bien. Y, por la noche, en la cama, revivo el garaje, con blancas paredes limpias, con luz intensa y cálida, con herramientas ordenadas, con coche rojo reluciente, con un vaso de plástico con caléndulas del jardín y con ella sonriéndome desde el póster nuevo, ahora sí, relajada.
RM, feb08


Despierta. El día te llama
a tu vida: tu deber.
Y nada más que a vivir.
Arráncale ya a la noche
negadora y a la sombra
que lo celaba, ese cuerpo
por quién aguarda la luz
de puntillas, en el alba.
Ponte en pie, afirma la recta
voluntad simple de ser
pura virgen vertical.
Tómale el temple a tu cuerpo.
¿Frío, calor? Lo dirá
tu sangre contra la nieve
de detrás de la ventana;
lo dirá
el color en las mejillas.
Y mira al mundo. Y descansa
sin más hacer que añadir
tu perfección a otro día.
Tu tarea
es llevar la vida en alto,
jugar con ella, lanzarla
como una voz a las nubes,
a que recoja las luces
que se nos marcharon ya.
Ese es tu sino: vivirte.
No hagas nada.
Tu obra eres tú, nada más.

Pedro Salinas
La voz a ti debida

martes, 11 de marzo de 2008

Pelos

Cada uno en la familia tiene pelo diferente. El de mi papá se para en el aire como escoba. Y yo, el mío es flojo. Nunca hace caso de broches o diademas. El pelo de Carlos es grueso y derechito, no necesita peinárselo. El de Nenny es resbaloso, se escurre de tu mano, y Kiki, que es el menor, tiene el pelo de peluche.
Pero el pelo de mi madre, el pelo de mi madre, es de rositas en botón, como rueditas de caramelo todo rizado y bonito porque se hizo anchoas todo el día, fragante para meter en él la nariz cuando ella está abrazándote y te sientes segura, es el olor cálido del pan antes de hornearlo, es el olor de cuando ella te hace un campito en su cama aún tibia de su piel, y una duerme a su lado, cae la lluvia afuera y Papá ronca. El ronquido, la lluvia y el pelo de Mamá oloroso a pan.

Sandra Cisneros
La casa en Mango Street

Sandra Cisneros
(supongo que anchoas son "rulos", en el mejicano de Chicago)

domingo, 9 de marzo de 2008

distraído

No estás deprimido, estás distraído, distraído de la vida que te puebla.
Distraído de la vida que te rodea: delfines, bosques, mares, montañas, ríos.
No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano cuando en el mundo hay 5,600 millones.

Además no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer, y gracias a la soledad me conozco; algo fundamental para vivir.
No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubinstein interpretaba como nadie Chopin a los 90. Solo por citar dos casos conocidos.

No estás deprimido, estás distraído, por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además la vida no te quita cosas, te libera de cosas. Te aliviana para que vueles mas alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son lecciones.

No perdiste a nadie, el que murió simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.
¿Quién podría decir que Jesús está muerto?
No hay muerte: hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Michelangelo, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas, y nos aleja por que nos hace desconfiados.
Haz sólo lo que amas y serás feliz, y el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente.

No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor.
Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible. Y sin esfuerzo porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida.
Dios te puso un ser humano a cargo, y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz, después podrás compartir la vida verdadera con los demás.

Recuerda a Jesús: "Amarás al prójimo como a ti mismo". Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios; y decide ahora mismo ser feliz porque la felicidad es una adquisición.
Además la felicidad no es un derecho sino un deber, porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio.

Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó matar seis millones de hermanos judíos.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perugia, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileiros, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, Mahler, Mozart, Chopin, Bethoven, Caravaggio, Rembrant, Velásquez, Picasso y Tamayo entre tantas maravillas.

Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas; si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto: tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas... y si le ganas, serás más humilde, más agradecido, por lo tanto fácilmente feliz. Libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad, y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente como debe ser.

No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos, y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medidas.

Ama hasta convertirte en lo amado, más aún hasta convertirte en el mismísimo amor.
Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que le destruya hay millones de caricias, que alimentan a la vida.
ANIMO!!!!

Facundo Cabral

viernes, 7 de marzo de 2008

movimiento ay, pensé que eras mi madre

primaverando

recojo el rocío de la noche para llevar mejor el calor de la mañana



en el huerto de la universidad

Mi huerto en su estado actual: caracoles se han comido hojas de col casi al completo, puse cenizas alrededor para que no pasen y pulvericé "agua de caracol" y parece que funciona, empiezan a brotar los calbacines y otras semillas que no distingo. El resto progresa adecuadamente.

miércoles, 5 de marzo de 2008

movimiento playa de Agaete

movimiento la mujer que yo quiero




exposición de alumn@s en Moya, Casa de la Cultura.
se inaugura el jueves 6 de marzo a las 19 horas


La mujer que yo quiero

La mujer que yo quiero es una propuesta, una búsqueda creativa y simbólica, de la mujer ideal a la que queremos llegar, la meta a la que nos dirigimos, el estímulo que nos mueve hacia adelante.
La mujer que yo quiero, sin embargo, no es un esfuerzo, no es una tarea, no es un premio.
La mujer que yo quiero es lo que ya somos y no vemos, lo que ansiamos y ya tenemos, lo que podemos y no nos atrevemos.

Los creadores dedicamos esta obra a todas las mujeres que no renuncian a encontrarse a sí mismas poco a poco, día a día.