miércoles, 24 de diciembre de 2008

LAS GRANDES LEYES MENTALES
(basado en las enseñanzas de Emmet Fox)


LEY DE SUSTITUCIÓN
La única manera de desechar un pensamiento es sustituirlo por otro. Por más que luches intentando quitarte algo de la cabeza lo único que logras es afianzarlo, tenerlo más presente que nunca. Combatir contra un pensamiento obsesivo es darle más y más energía. La fórmula consiste en mirar hacia otro sitio, dedicar tu interés a otra cosa, aunque tu “interés” sea, de momento, inventado.
Si estás pasando por un momento depresivo, un ataque de ira, de preocupación y te parece que no puedes hacer nada para parar tus pensamientos sal a la calle, ve al cine, charla con un amigo. Cuanto más te abandones al pensamiento obsesivo, más te costará romperlo, porque más fuerte se habrá hecho el enlace neuronal y la química que de él deriva.
Distingue tus pensamientos dolorosos y busca otros que te hagan bien.
Sólo cuando ya estés tranquilo y distanciado de ese barullo mental puedes retomar ese pensamiento destructivo y buscar la fórmula de sanearlo, por ejemplo viendo cuántas cosas falsas hay en él.

LEY DE LA RELAJACIÓN
En el plano físico, cuánto más empujas más avanza la piedra. En el trabajo mental, cuanto más esfuerzo hagas tanto menor será el resultado. Porque en cuanto comienza la tensión, la mente deja de trabajar creativamente, y se limita a operar en términos de los viejos patrones vigentes, sin posibilidad de ver más allá.
Para permitir que tu mente trabaje de forma creativa tienes que eliminar la tensión relajándote conscientemente. Actúa relajadamente y sin apuro porque todo esfuerzo se derrota a sí mismo.

LEY DE LA ACTIVIDAD SUBCONCIENTE
Esta ley nos dice que todo lo que nuestro subconciente acepta hará todo lo posible y lo imposible para llevarlo a cabo. Usará toda tu energía, tus capacidades, conscientes o no y todo lo que pille en tu entorno, para hacerlo. Unas veces tarda más, otra menos.
Así que si tu subconciente ha aceptado que no mereces tener éxito, hagas lo que hagas, no lo vas a tener, porque dentro está el placer (neurótico) de tener razón.
¿Qué hay en nuestro subconciente? lo que nos inculcaron de niños, lo que nos repetimos en distintas experiencias a lo largo de la vida e instalamos en nuestra visión de nosotros mismos sin darnos cuenta, lo que nos decimos una y otra vez y no oimos... Ahí hay cosas buenas y cosas que nos dañan.
¿Cómo trabajar con nuestro subconciente? Sabiendo que entra en él lo que repetimos. No como loros sino con corazón. Repitámonos todo aquello que nos devuelve una imagen más real y bondadosa de nosotros mismos, igual que, en su momento, nos repetimos lo mal que íbamos. Escríbelo, dilo al espejo, rézalo, cántalo... haz por creértelo.

LEY DE LA PRÁCTICA
Cualquier actividad que se practica con constancia se perfecciona. El control del pensamiento es enteramente una cuestión de práctica inteligente. Inteligente, sin forcejeo violento, sin tiranía, sin monotonía inconciente, con bondad hacia ti mismo.
La práctica es el precio que hay que pagar por la pericia. Si quieres ser experto, practica.

LEY DE LOS DOS ELEMENTOS
Todo pensamiento lleva dos cargas en sí: conocimiento y sentimiento. Y es el sentimiento lo que da poder al conocimiento. Puedes conocer una grandísima verdad de la vida que, si no sientes nada, nada va a pasar. O adquirir un pequeñito conocimiento que mueva tu corazón. Y algo ocurrirá.
No importa si el contenido de ese conocimiento es verdad o no, basta que tú lo creas. Lo que funciona es lo que creemos. Para bien y para mal. Por eso es importante buscar la verdad. La Verdad os hará libres.

LEY DEL CRECIMIENTO
Crece todo aquello en lo que piensas. Lo que ocupa tu cabeza se amplifica en tu vida. Lo que mantienes fuera tiende a disminuir.
Si centras tu atención sobre un minúsculo dolor en el dedo meñique lo creces hasta hacerse insoportable. Si te distraes en medio de una gran jaqueca puedes llegar a olvidarla. Esto es aplicable a cualquier tema: la necesidad económica, el fastidio por agravios ajenos, la inseguridad ante el jefe...
Esta ley es fundamental para hacer una buena higiene mental.

LEY DEL PERDÓN
Tenemos que perdonar toda clase de heridas e injurias, no sólo de palabra o forma, no por amor a la otra persona, sino de corazón. Por amor a ti mismo, como un acto de respeto a tu persona. Liberarse conciente y decididamente de la ira, el deseo de venganza, de mal para el otro, la letanía del porqué a mí. Si no, es como sufrir en tu cuerpo una eterna mala disgestión. Por supuesto no se trata de abrir las puertas a quien abusa de ti o te ha hecho mal. Sólo tenerle buena voluntad, desearle bien. A la distancia que te sea apropiada.
Perdonar es limpiar tu mente de basura vieja. También es básico para una buena higiene mental.


No hay comentarios: