domingo, 29 de abril de 2007

MARIO Y JOSEPHINE






Estados de ánimo

A veces me siento como un águila en el aire.
-Pablo Milanés

Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas.

Unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.

A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas.
Pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
con un embarcadero
ya sin embarcaciones
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces,
sereno en mi confianza
confiando en que una tarde
te acerques y te mires,
te mires al mirarme.


fotos: Josephine Baker (en la última con sus hijos adoptivos)
poema: Mario Benedetti

viernes, 20 de abril de 2007

Nuestro mayor miedo no es a ser inadecuados. Nuestro miedo más profundo es a nuestro poder sin mesura. Nuestra luz es lo que más nos asusta, no nuestra oscuridad.
Nos preguntamos: ¿cómo puedo creer que soy brillante, capaz y fabuloso?. Pero, en realidad, ¿qué derecho tienes a no serlo?.
Fuiste creado a imagen y semejanza de Dios. Que juegues a ser pequeño no le sirve al mundo. No hay nada ilustrado en disminuirse para que otros no se sientan pequeños. Todos hemos nacido para manifestar la gloria de Dios, que está en todos nosotros, no sólo en algunos.
Cuando permitimos que nuestra luz brille, inconscientemente damos permiso a los demás para hacer lo mismo. Al liberarnos de nuestros miedo, nuestra presencia libera automáticamente a otros.


Nelson Mandela

martes, 10 de abril de 2007

desde la mujer que soy

DESDE LA MUJER QUE SOY


Desde la mujer que soy,
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.
No sé por qué
la vida entera he pasado
rebelándome contra ellas.
Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables,
por extraño maleficio,
me inspiran.
Reniego de sus buenos oficios;
de los llantos a escondidas del esposo,
del pudor de su desnudez
bajo la planchada y almidonada ropa interior.
Estas mujeres, sin embargo,
me miran desde el interior de los espejos,
levantan su dedo acusador
y, a veces, cedo a sus miradas de reproche
y quiero ganarme la aceptación universal,
ser la "niña buena", la "mujer decente"
la Gioconda irreprochable.
Sacarme diez en conducta
con el partido, el estado, las amistades,
mi familia, mis hijos y todos los demás seres
que abundantes pueblan este mundo nuestro.
En esta contradicción inevitable
entre lo que debió haber sido y lo que es,
he librado numerosas batallas mortales,
batallas a mordiscos de ellas contra mí
-ellas habitando en mí queriendo ser yo misma-
transgrediendo maternos mandamientos,
desgarro adolorida y a trompicones
a las mujeres internas
que, desde la infancia, me retuercen los ojos
porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas, hombres hermosos,
y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada,
e hice el amor sobre escritorios
-en horas de oficina-
y rompí lazos inviolables
y me atreví a gozar
el cuerpo sano y sinuoso
con que los genes de todos mis ancestros
me dotaron.
No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones.
No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf.
Pero en los pozos oscuros en que me hundo,
cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos,
siento las lágrimas pujando;
veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
blandiendo condenas contra mi felicidad.
Impertérritas niñas buenas me circundan
y danzan sus canciones infantiles contra mí
contra esta mujer
hecha y derecha,
plena.
Esta mujer de pechos en pecho
y caderas anchas
que, por mi madre y contra ella,
me gusta ser.

Gioconda Belli

lunes, 9 de abril de 2007











de Kate O´Connor


































de Kate O´Connor


















Bajo el dominio del espacio
se suceden
espacios concretos y definidos,
que tienden y apuntan,
se despliegan, osan.

Soy un idioma y una singularidad
que apunto y me pierdo;
me invitan a subir
y yo me expreso y te invito.

Juguemos en el día y en la noche
a llenar éste, un misterio;
verter sensaciones y pistas
por caminos y luces.

Demos tiempo al diáligo y la resolución,
sentémonos al calorcito de la hoguera.

poema: Santiago Sosa
cuadro: Rosa Marrero, 2007

sábado, 7 de abril de 2007

con un poco de amor

Con un poco de amor sobrevivo,
sobrevivo pecado, castigo.
Con un poco de amor yo me salvo,
sólo un poco de amor y soy algo.

Con un poco de amor tanto me enriquecí
que gastaba y siempre quedaba mi poco de amor.

Con un poco de amor me levanto
a mi diario de sed y de espanto.
Con un poco de amor yo progreso
canto himnos, me odian, voy preso.

Con un poco de amor tanto me enriquecí
que gastaba y siempre quedaba…

Con un poco de amor fue tejida mi piel
y el cincel de mis huesos fue un poco de amor.
Con un poco de amor soy yo mismo,
soy tú, soy aquel.

Con un poco de amor deberé continuar
a pesar de que sumo mil pocos de amor
Con un poco de amor
trabajando por un poco más.

Con un poco de amor sobrevivo
sobrevivo pecado, castigo.
Con un poco de amor yo me salvo,
sólo un poco de amor y soy algo.

Con un poco de amor tanto me enriquecí
que gastaba y siempre quedaba mi poco de amor

Silvio Rodríguez

de paseo





Puertillo de Arucas, 6 abril 07
Cumbre, 7 abril 07